El legado de Héctor Romero

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El legado de Héctor Romero

Un mes después de su muerte, recordamos la trayectoria de este respetable abogado

Corría el año 1997, tiempos convulsos para la justicia, cuando Héctor Romero Parducci era elegido Presidente de la Corte Nacional de Justicia. “Los políticos tienen metidas sus pezuñas en la justicia”, dijo mostrando su descontento.

Romero se graduó de abogado de los tribunales y doctor en jurisprudencia en la Universidad de Guayaquil en 1963 —fue el mejor egresado de su promoción— y desde entonces fue forjando una carrera respetada. Desde muy joven hasta poco antes de su muerte, trabajó en el estudio jurídico Romero Menéndez —un negocio familiar fundado en 1931— uno de los estudios jurídicos más antiguos y prestigiosos de Guayaquil. Fabrizio Peralta, socio de Consulegis, trabajó en el estudio y recuerda que solo mencionar el nombre del doctor Romero infundía respeto: “Era tan solemne cuando entraba a la oficina, tenía un carácter imponente y parecía un hombre invulnerable”.

Durante su vida, Romero obtuvo varios premios y condecoraciones, entre ellos, el “Mérito Institucional de Primera Clase” del Colegio de Abogados del Guayas (2000) y la Orden Nacional al Mérito en el grado de Gran Cruz, otorgada por el Presidente de la República Gustavo Noboa (2002).

Era un experto en el ámbito del derecho civil, procesal civil, laboral, bancario, penal y procesal penal. Fue miembro de la Comisión Jurídica de la Junta Cívica de la ciudad y presidente del Centro de Arbitraje y Conciliación de la Cámara de Comercio de Guayaquil.

También tuvo cargos en el ámbito político: fue Gobernador del Guayas, designado por el Triunvirato Militar que condujo el proceso de retorno a la democracia a finales de los años setenta. Fue además Cónsul en Texas, Estados Unidos.

El doctor Héctor Romero falleció el 12 de marzo de 2017, a los 78 años.