Quince años de Consulegis

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Quince años de Consulegis

En el 2002 se creó el estudio que no ha abandonado su filosofía de la meritocracia

Entre el polvo de un aire acondicionado recién instalado y las gavetas en el suelo repletas de archivos, el 1 de abril del 2002 Consulegis abrió sus puertas en Guayaquil. El estudio funcionaba en el octavo piso del edificio Las Cámaras, el mismo donde está hoy —quince años después— solo que más grande y dos pisos más abajo. Fabrizio Peralta, uno de los socios fundadores, recuerda que los arreglos se terminaron de completar mientras ellos ya atendían a sus clientes. Peralta, de entonces 26 años, era el más joven del recién formado equipo con Xavier Castro, Gonzalo Jaramillo, Carlos Martínez y Carlos Cortaza.

El estudio no había sido el resultado de una larga planificación sino más bien de una sobremesa entre colegas de un mismo bufete. Una vez al mes, luego de terminar el Comité de Juicios —una reunión en la que Xavier Castro y su equipo hacían el seguimiento a los casos— él los invitaba a cenar. En una de esas comidas informales a inicios de 2002, Castro les anunció que renunciaría a su cargo porque quería emprender: durante 18 años había trabajado en Romero Menéndez, un estudio jurídico del que había llegado a ser el primer socio fuera de la familia dueña del bufete. Al escuchar la noticia sus colegas más cercanos decidieron seguirlo.

Fueron cerca de dos meses de transición hasta que lograron mudarse a la nueva oficina. Peralta recuerda que desde el primer día estuvo claro que, a diferencia de la gran mayoría de estudios jurídicos del país, este no sería familiar ni tendría preferencias con los conocidos y recomendados por los socios. Dice que fueron un punto de quiebre porque evitaron —y evitan— las estructuras piramidales clásicas de este tipo de negocio. Por eso el nombre no lleva ninguno de sus apellidos. Su origen se remonta a unos años más atrás del 2002 cuando Peralta era aún estudiante de Derecho en la Universidad Católica y su jefe, Xavier Castro, le había pedido que busque un nombre para conformar una nueva empresa con fines de facturación. “Se me ocurrió Consulegis, ‘consu’ por consulta y ‘legis’ porque se parecía a lex”, dice Fabrizio y se ríe al mencionar que el fetiche de los abogados siempre ha sido el latín, por eso le atraía tanto “legis”. La otra opción era Asejur, alusivo a asesoría jurídica, pero Castro prefirió la primera y así nació el nombre que aún tardaría en bautizar al estudio.

Para dar con un nombre, Castro le pidió a un amigo publicista que le presente una lista de opciones. Peralta recuerda que ninguno les gustó y que habían unos que incluso los hicieron reír a carcajadas, como Liga Legal. Fue ahí cuando Peralta recordó el nombre Consulegis. A todos les agradó —incluidos los publicistas—, y con ese encargaron el logo y los colores. Las aspas azules y la palabra Consulegis están a la entrada del estudio donde hoy trabajan 13 socios, 2 asociados, 7 abogados y 4 asistentes. La filosofía de las mismas oportunidades y la meritocracia con la que se creó el estudio, se mantiene hasta hoy. Nadie ocupa un puesto de asistente porque es el amigo, el primo o el conocido de otro. Todos los aspirantes, sin excepción, se someten a procesos de selección donde se evalúa su capacidad, conocimiento, récord académico y demás información que aporte a su perfil. Nunca habrá demasiados pasantes: “No queremos convertirlos en tramitadores, pasapapeles sino que vivan la experiencia profesional”, explica Peralta. En Consulegis, es muy común que los pasantes se vuelvan asistentes, luego abogados y si escalan lo suficiente se les da la oportunidad de ser asociados y posteriormente socios. Como recalca Peralta: “Aquí nadie está becado, todos están ocupados y son personas productivas, no hay más abogados que los necesarios”. Cada uno tiene un área de especialización por eso es considerado un bufete completo.

La firma ha tenido muchos logros durante los quince años pero no fue hasta 2013 —por la gestión de la socia Tatiana Vernaza— que aparecieron por primera vez en prestigiosas listas internacionales como Chambers o Legal 500, que publican directorios de los mejores estudios jurídicos de la región y del mundo. Ese mismo año, Consulegis abrió su oficina en Quito.

Un negocio de quince años es un negocio maduro pero una firma de abogados de quince años es una firma joven. En esta primera etapa, Consulegis se ha consolidado como un bufete donde los logros más importantes no han sido los reconocimientos internacionales sino los valores intangibles que perduran. Consulegis sigue siendo un espacio donde no existe la jerarquización y prima el aprendizaje profesional.